Que los 7 monjes de Tibhirine descansen en paz.
 
Esto habla la franco-argelina que soy, en la encrucijada de dos tradiciones religiosas, que ve la miseria humana y las malas acciones de los conflictos que tienen como telón de fondo la religión.
Es una lección de humanidad, un mensaje de amor y de respeto hacia el otro en su diferencia… porque una parte de lo divino está en cada uno de nosotros.
Simplemente para expresarles cuánto me ha impresionado el testamento de Christian de Chergé y la lectura musulmana que se hace.