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CON EL HERMANO CHRISTIAN

 (8/12/78): “Cuando uno se pone lealmente a la escucha de otro pueblo en oración, descubrimos que las actitudes y las palabras más simples de la expresión espiritual ignoran las fronteras de las religiones. Esto se traducirá en una conexión profunda en la oración con otros hombres y otros creyentes. Sé que hay allí una comunión que sobrepasa las fronteras”. ("L'invincible Espérance", Christian de Chergé, 1997, Bayard Editions, p.50).

 (1983 – Lettre de Ligugé n° 217): “Cristianos y musulmanes, necesitamos urgentemente entrar en la misericordia mutua... Este éxodo hacia el otro no debería desviarnos de la Tierra prometida, si es verdad que nuestros caminos convergen cuando la misma sed nos atrae hacia el mismo pozo. ¿Podemos darnos de beber mutuamente? Es el sabor del agua lo que se juzga. La verdadera agua viva es la que ninguno puede hacer brotar, ni contener. El mundo sería menos desierto si pudiéramos reconocernos una vocación común, la de multiplicar en el proceso las fuentes de misericordia”. ("L'invincible Espérance", Christian de Chergé, 1997, Bayard Editions, p.73-74).

 (31/3/94, Jueves Santo): “Por experiencia, sabemos que los pequeños gestos a menudo cuestan mucho, sobre todo cuando hay que repetirlos cada día… Le dimos nuestro corazón “al por mayor” a Dios, y nos cuesta mucho que él nos lo tome “al por menor”. Tomar un delantal como Jesús, puede ser tan grave y solemne como el don de la vida… y viceversa, dar su vida puede ser tan simple como tomar un delantal”. ("L'invincible Espérance", Christian de Chergé, 1997, Bayard Editions, p.228-229).

 (5/7/94): “Me parece que pertenece a la categoría de lo que llamo "los mártires de la esperanza", de los que nunca hablamos porque es en la paciencia de la vida cotidiana donde derraman toda su sangre. Entiendo en este sentido el "martirio monástico"”. ("Jusqu'où suivre? Les martyrs de l'Atlas", Dom Bernardo Olivera, Abad General de los Cistercienses, 1997, Cerf, p.136).

(28/12/94): Cita de Th. Becket, después del asesinato de los 4 Padres Blancos de Tizi-Ouzou: “Un mártir cristiano no es accidental... Un mártir, un santo, siempre se hace por el designio de Dios, por su amor a los hombres, para advertirlos y guiarlos, para devolverlos a sus caminos. Un mártir jamás es designio del hombre, porque el verdadero mártir es el que se hizo el instrumento de Dios, el que perdió su voluntad en la voluntad de Dios, el que no la perdió sino que la encontró, ya que encontró su libertad en la sumisión a Dios. El mártir ya no desea nada para sí mismo, ni siquiera la gloria de sufrir el martirio”. ("Jusqu'où suivre? Les martyrs de l'Atlas", Dom Bernardo Olivera, Abad General de los Cistercienses, 1997, Cerf, p.137).

(21/11/95): “Nuestra Iglesia ha sido duramente sacudida, sobre todo en nuestra diócesis de Argel. Reducida, magullada, ella siente la experiencia abrupta de la desnudez y la gratuidad inscrita en el Evangelio como en cada una de nuestras vocaciones de seguimiento a Jesús. Vulnerable, frágil al extremo, se descubre también más libre y más creíble en su voto "de amar"”. ("Jusqu'où suivre? Les martyrs de l'Atlas", Dom Bernardo Olivera, Abad General de los Cistercienses, 1997, Cerf, p.94). 

(14/12/95): “…Nos parece que el cielo se llena de nuestros amigos: ¡de muy preciosas relaciones! Incluso más que la amenaza, su muerte nos familiariza con la nuestra. Nosotros aquí estamos más serenos al encontrarle el gusto tranquilizador a la vida”. ("L'invincible Espérance", Christian de Chergé, 1997, Bayard Editions, p.192).

(8/3/96, Reflexiones para la Cuaresma): “El carácter único e irreemplazable de la presencia de los bautizados. "Emmanuel", él fue una vez para serlo siempre, pero no puede ser más que sólo para nosotros, Dios con nosotros. Esta presencia de Dios entre los hombres se asume en la eucaristía, pero hay una presencia real de Dios entre los hombres que se asume por los bautizados. Existe una presencia de "Dios entre los hombres" que debemos asumir, nosotros. Y esto se debe ver de una manera particular en el mundo musulmán. Max Thurian escribía en 1977: “Es importante que la Iglesia asegure una presencia fraterna de hombres y de mujeres que compartan lo más frecuentemente posible la vida de los musulmanes, en el silencio, la oración, la amistad, … así es como se preparará lo que Dios quiere de las relaciones de la Iglesia y el Islam”. Estas relaciones todavía balbucean porque aún no hemos vivido a su lado. Dios amó tanto a los argelinos que les dio a su Hijo, a su Iglesia, a cada uno de nosotros. “No hay amor más grande que dar su vida por aquellos a los que se ama” (Jn 15,13), y esto momento tras momento”. ("L'invincible Espérance", Christian de Chergé, 1997, Bayard Editions, p.304).

(8/3/96, Reflexiones para la Cuaresma): “Y, de hecho, está muy claro que no podemos desear esta muerte, no porque solo la tengamos miedo, sino porque no podemos desear una gloria que se adquiriría al precio de un asesinato, lo que haría que aquel a quien se la debo sea un asesino… no matarás, este mandamiento recae sobre mi hermano y debo hacer todo lo posible por amarlo lo suficiente como para disuadirlo de lo que quiere hacer”. ("L'invincible Espérance", Christian de Chergé, 1997, Bayard Editions, p.312-313).

(Evocando la noche de Navidad de 1993: el cara a cara con el asesino de los doce croatas vecinos diez días antes): “No solo porque era el guardián de mis hermanos, sino también porque, de hecho, yo era el guardián de este hermano que estaba allí frente a mí y tenía que ser capaz de descubrir en él algo más que en lo que él se había convertido”. ("L'invincible Espérance", Christian de Chergé, 1997, Bayard Editions, p.309).

Y más adelante: “…esa gente, ese tipo, con quien tuve este diálogo tenso, ¿qué oración puedo hacer por él? No puedo pedirle al Buen Dios: "¡Mátalo!". Pero puedo pedir: Desármalo. Después, me dije: Tengo derecho a pedir: Desármalo, si no comienzo por pedir: desármame y desármanos en comunidad. Es mi oración cotidiana, sencillamente os la confío”. ("L'invincible Espérance", Christian de Chergé, 1997, Bayard Editions, p.314).

Y terminaba con esta consigna: “No matar: a sí mismo, el tiempo (los plazos de Dios), la confianza, la muerte (banalización), el país, el otro, la Iglesia…” y: “¿Acaso podemos, desde nuestro compartir, tratar de vivir cinco palabras que comienzan con P como paz? Creo que sin estos cinco pilares, no hay paz posible. Pero la paz es ante todo un don de Dios. Se nos entrega. No digamos que no existe, está allí. Simplemente hay que hacerla emerger: Paciencia (perseverancia, es lo mismo), Pobreza (no miseria...), en el sentido de "humildad", Presencia (está en el centro), Oración* y Perdón... Pero Dios mismo es pobre, Dios mismo está presente, Dios mismo es oración…”. ("L'invincible Espérance", Christian de Chergé, 1997, Bayard Editions, p.317-318).

   

CON EL HERMANO BRUNO

 (Tibhirine, 21/3/90, día de su profesión solemne): “Aquí estoy frente a vos, oh Dios mío... Aquí estoy rico de miseria, de pobreza y de una cobardía sin nombre. Aquí estoy frente a Vos, que sois solo Amor y Misericordia. Frente a Vos, pero sólo por vuestra gracia, aquí estoy, con toda mi mente, todo mi corazón, toda mi voluntad”.

(Fez, 7/5/95): “Desde el mes de enero, acogemos a uno u otro de mis hermanos que viven en Argelia. Vienen a pasar un tiempo, para poner en práctica el vínculo que existe entre nuestras dos comunidades y para encontrar un pequeño respiro en la gran tensión que están experimentando. Nuestro Prior (Christian) vino para celebrar la Semana Santa y la fiesta de Pascua con nosotros… Celebrar la Resurrección de Cristo en esta tierra, en esta ciudad, es evidentemente una paradoja, pero sentimos entonces todo el significado de nuestra "misión" de orantes… Ser los "vigilantes", llevando en nuestra oración todas las alegrías y las penas del mundo…” (Carta)

(Fez, 8/1/96): “… Doy gracias al Señor por estar aquí y en este estado de vida. Es simple, escondido como la semilla enterrada en el suelo que germinará a su tiempo. Vida de fe y de gran esperanza. Aquí, como en el mundo entero, Dios ha esparcido la semilla de su Reino, pero todo nacimiento tiene sus dolores...” (Carta)

(Tibhirine, 24/3/96): “Todos vosotros estáis muy presentes en mi oración que no conoce ni el tiempo que pasa, ni el espacio que separa… Y para cada uno y cada una de vosotros, que el Señor os de día tras día fuerza y serenidad…” (Carta a la familia, dos días antes del secuestro).

 

CON EL HERMANO CELESTIN

(Antífona Pascual): “Oh Jesús, acepto de todo corazón que tu muerte se renueve, se cumpla en mí; se que contigo volvemos a subir de esta vertiginosa bajada a los abismos proclamando al demonio su derrota”.

(22/1/96): “Practicando mis servicios diarios (y esto me ayuda cada día), canto esta mañana dos pequeñas frases: "Oh Dios, tú eres nuestra esperanza en el rostro de todo viviente" y "¡Maravilla de tu gracia! Tú confías a los hombres los secretos del Padre" ("Jusqu'où suivre? Les martyrs de l'Atlas", Dom Bernardo Olivera, Abad General de los Cistercienses, 1997, Cerf, p.97).

 

CON EL HERMANO CHRISTOPHE

(5/1/94): “… Por lo tanto, sé que en primer lugar es la Iglesia, y nosotros somos este cuerpo de Cristo. Sé que no somos mejores, ni héroes, ni verdaderamente nada extraordinario. Esto lo siento muy fuerte aquí, en Tibhirine. Y luego hay algo único en nuestro modo de ser Iglesia: de reaccionar a los acontecimientos, de esperarlos, de vivirlos… Es una cierta conciencia, como si no fuéramos responsables de algo que hacer, sino de que algo de ser aquí, en respuesta de Verdad, en respuesta de Amor. ¿Se contempla la eternidad? Algo hay de esto. Notre Dame del Atlas, “signo sobre la montaña”, Signum in montibus, proclama nuestro blasón*” ("Jusqu'où suivre? Les martyrs de l'Atlas", Dom Bernardo Olivera, Abad General de los Cistercienses, 1997, Cerf, p.57-58).

(21/8/94): “Y vosotros, ¿queréis iros? Irse, Jesús sabe lo que es: contrariar al Padre que nos da a él, contravenir el Don que me atrae a Ti, y en Ti, voy al Padre. ¿A quién iremos? Estar aquí para ir a Ti. Esto está más allá de una opción de múltiples términos. No estamos aquí en la encrucijada de caminos diversos, sino delante de Ti: camino que se abre” ("Le souffle du Don", Diario de Frère Christophe, Avril 1999, Bayard Editons, p.107).

(1/12/94): “Ante la muerte, dime que mi fe, Amor, resistirá. De repente, estoy asustado de creer” ("Jusqu'où suivre? Les martyrs de l'Atlas", Dom Bernardo Olivera, Abad General de los Cistercienses, 1997, Cerf, p. 94).

(Notas sobre el retiro previo a la Navidad de 1994): “… ¡Me doy cuenta que nuestro modo particular de existencia - monjes cenobitas - está bien! resiste, aguanta y te mantiene en movimiento. Así, para detallar un poco: el oficio. Las palabras de los Salmos resisten, se confunden con la situación de violencia, de angustia, de mentira y de injusticia. Sí, hay enemigos. No podemos obligarnos a decir demasiado rápido que los amamos, sin insultar la memoria de las víctimas cuyo número aumenta cada día. ¡Dios santo! ¡Dios fuerte! ¡Ven deprisa a ayudarnos! ¡Rápido socórrenos!” ("Jusqu'où suivre? Les martyrs de l'Atlas", Dom Bernardo Olivera, Abad General de los Cistercienses, 1997, Cerf, p. 58).

(25/7/95): “Te pido en este día la gracia el hacerme servidor y dar mi vida aquí, en rescate por la paz, en rescate por la vida… Jesús, atráeme a tu alegría de amor crucificado” ("Jusqu'où suivre? Les martyrs de l'Atlas", Dom Bernardo Olivera, Abad General de los Cistercienses, 1997, Cerf, p. 94-95).

(26/1/96): “El don me gana poco a poco y mi pecado, trozo a trozo, es eliminado. Finalmente, mis amigos, es necesario que entre nosotros quede muy claro: estoy con Él y tras sus pasos voy hacia mi plena verdad pascual” (Carta).

 

CON EL HERMANO LUC

(Oración cotidiana): “Señor, concédeme la gracia de morir sin odio en el corazón” ("Christian de Chergé, Prieur de Tibhirine", Marie-Christine Ray, Avril 1998, Bayard Editions, p. 208).

(12/7/94): “El miedo, es la falta de fe, la fe transforma la angustia en confianza. Entonces, ¿de qué y de quién podríamos tener miedo?... Somos como el pájaro en la rama, listos para volar a otros Cielos, nuevos Cielos y una nueva Tierra...”

(5/1/95): “¿Qué nos puede pasar? Ir hacia el Señor y sumergirnos en su ternura...”

(24/3/96): “Aquí, la violencia siempre está en el mismo nivel, aunque la censura quiere ocultarlo. ¿Cómo salir de eso? No pienso que la violencia pueda extirpar la violencia. No podemos existir como hombre más que aceptando el hacernos imagen del Amor, como se manifestó en Cristo que, siendo justo, quiso sufrir la suerte del injusto” ("Sept vies pour Dieu et l'Algérie", Bruno Chenu, Bayard Editions, 1996, p. 209).

 

CON EL HERMANO MICHEL

(Mayo de 1994): “Mártir, es una palabra tan ambigua aquí… Si nos llega cualquier cosa – yo no lo deseo – queremos vivir aquí en solidaridad con todos estos argelinos y argelinas que ya han pagado con su vida, únicamente solidarios con todos estos desconocidos, inocentes… Me parece que Aquel que nos ayuda hoy a sostenernos es Aquel que nos llamó. Me quedo profundamente asombrado por esto” ("Jusqu'où suivre? Les martyrs de l'Atlas", Dom Bernardo Olivera, Abad General de los Cistercienses, 1997, Cerf, p. 136).

(28/12/94): “… Sí. Gloria a Dios en los cielo y Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad… Que esté allí "toda nuestra vocación"… Que el Emmanuel nos dé su paz, para que a su vez se la demos a todas y todos los que vienen a nosotros... y gritemos interiormente "¡sea la Paz!"” (Felicitación a la Abadía de Bellefontaine).

 

CON EL HERMANO PAUL

(11/1/95): “¿Hasta dónde ir demasiado lejos para salvar su piel sin correr peligro de perder la vida? Sólo uno conoce el día y la hora de nuestra liberación en él… El Espíritu está manos a la obra, trabaja en profundidad en el corazón de los hombres. Estemos disponibles para que pueda actuar en nosotros, por la oración y la presencia amorosa en todos nuestros hermanos”

 

* (N. del T.): Oración en francés es Prière, que empieza por p.

* La divisa del Atlas es: "Un signo sobre la montaña". Este signo, sobre el blasón del monasterio, es la cruz, en la cumbre de las montañas del Atlas. Pero, más discreta, en el ángulo izquierdo del blasón, hay también una Estrella; y la Estrella, lo sabemos, representa a María.