Me parece que vivir en la «casa del Islam» es sentir concretamente la dificultad, y por tanto la urgencia mayor, de estas novedades del Evangelio que la Iglesia no ha extraído de su tesoro hasta hace poco: no-violencia práctica, urgencia de la justicia social, libertad religiosa, espiritualidad del diálogo, respeto de la diferencia, sin olvidar la solidaridad con los más pobres, siempre a reinventar. (Septiembre 1989)
Mientras haya un dolor que compartir en el mundo, estaréis aquí, compañeros de la noche y de la duda, de la vigilia y de las lágrimas. La aurora se levantará para los demás; para vosotros, será aún prematura mientras haya un niño en coma, y padres desmoronados para los que el tiempo se ha detenido en la cabecera de un ser que ya no existe. (1977)