EL HERMANO CHRISTOPHE, NUESTRO AMIGO

Esta cruz,… que llevo desde hace treinta y tres años, no es una cruz episcopal, ni abacial.

Es sencillamente una cruz de amistad,... Es la cruz que el Hermano Christophe me entregó... Esta cruz, la cortó, luego la dividió en dos… Y él, llevaba la otra mitad… Déjenme contarles…

Cooperando en Argelia, Christophe había descubierto Notre-Dame del Atlas:

“me gustó esta comunidad sin brillo, sencilla y muy verdadera: hombres que se obstinan humildemente y apaciblemente en demostrar que Dios vale la pena; que dan, juntos, su vida por él, para rogarle, adorarle, acoger las Bienaventuranzas y aprender así a amar, a amar hasta el fin, hasta el fin en el día a día. Por tanto, elegí la vida en Atlas”.

Ya, como siempre, tanto en sus poemas como en sus cartas o sus homilías, cada palabra es importante, cada palabra lo involucra por completo, resonando desde las profundidades de sí mismo para llegar a resonar en lo más profundo de nosotros mismos, tal vez en lo más desconocido de nosotros mismos...

“Una comunidad, sencilla y muy verdadera… Obstinarse humildemente… Dar, su vida… Dar, su vida ¡juntos!… Acoger las Bienaventuranzas… Aprender a amar, a amar hasta el fin… hasta el fin en el día a día…”.

Ya veis, todo se puede decir de él,... y podría detener aquí el boceto de su retrato... Pero prometí contarles:

Va a cumplir 24 años, estamos en 1974, y llega aquí, a la abadía de Tamié, para comenzar su noviciado... Mientras que yo pronto acabaría el mío… Un bonito día, realmente un hermoso día, - probablemente tuve que molestarlo - él se enoja contra mí...

Es su temperamento, y si habéis leído su Diario, sabréis que sufrirá de eso hasta el final… Y aquí está, en seguida, a mis pies para pedir perdón... ¡Éste es él, al completo!... Y yo, le abrazo fraternalmente... Es en esta humildad y esta misericordia donde se anuda para siempre nuestra amistad… Una amistad, diría, casi inmediatamente crucificada y universalizada... porque él se preparaba para marchar al Atlas… Tuvo entonces la idea de esta cruz partida que nos guardaría fieles en la amistad mutua, y fieles a ayudarnos mutuamente a vivir como monje la amistad de Jesús.

Esta cruz me ha hecho atravesar tres duelos… Su partida para el Atlas un poco antes del fin de su noviciado, en abril de 1976… Pensábamos no volver a vernos nunca más, pero vuelve a Tamié en 1977… Pronunciará allí sus votos solemnes el Día de Todos los Santos de 1980… Y en octubre de 1987 se irá de nuevo a Tibhirine: segundo duelo, pero ya comprendido en el primero…

Y después en 1996, el 23 de mayo, el día de mi santo, nos enteramos de la matanza de nuestros siete hermanos…

¿Y su cruz?... La otra mitad… La perdió en la huerta de Tibhirine, dos años antes de la masacre, trabajando… Estaba emocionado al decírmelo, no tanto, pienso, por haber perdido esta cruz, sino por haber comprendido el mensaje: "si el grano no cae en tierra y muere…"

Desde su vocación, posiblemente incluso antes, toda su vida se orienta hacia esta hora… Si habéis leído algunos de estos poemas, la mayoría de los cuales fueron escritos en Tamié, podríais haber dicho: parece que escribió eso justo antes del arresto, o durante el cautiverio... Es que desde el "Te amo" de su habitación de estudiante en Tours hasta el "Te amo" del martirio, es el mismo don de sí mismo a Dios y a todos,... vivido y transcrito en sus poemas, en Tamié,… luego encarnado, trazado en su Diario, compartido gracias a sus homilías, y finalmente firmado con su sangre, en tierra de Argelia…

Cuando el anuncio de la masacre, abrí de inmediato el archivo de sus poemas, los que me había dedicado, y todos los demás, - a su familia, a sus amigos -, que también me había dado...

Y esto es lo que entonces leí:

la ofrenda de Jesús
me pasa entre las manos
 voy donde va su vida
parto
 por eso, hermanos
teniendo presente el Amor
 permanezco”

Por este poema, escrito una quincena de años antes, él me consolaba amistosamente en este instante, diciéndome: "Parto… por eso permanezco"…

Pero es a todos, ahora, cuando nos dice: "permanezco". Acojamos pues su presencia… Porque, escuchándolo hablarnos por sus escritos, se trata de encontrar a este amigo que vive, y haciendo conocer sus escritos, hacerlo encontrar, con el fin de perseguir juntos su misión de amistad.

Escucho claramente esta llamada en el último correo que guardo de él:

"Didier... ¡Oh! Qué urgente es vivir la amistad según el Evangelio...
Puedes imaginar cuánto estamos comprometidos en calidad de víctimas,
Si el Cordero nos invita... pero ya trabajadores de su PAZ"

Las palabras de Christophe, como las de Jesús, no son un juego literario, son un don arriesgado de si mismo:

"Mi Cristo, dibújame en forma de poema: don de vida para mis hermanos…
Será un poema sin pretensiones, muy dulce como una vocación…
Será Tú Viviente.”
“En el poema AMOR eres TÚ”

El verdadero poema es él dándose y dándonos a reencontrar el Amor… Es el don de la amistad. Quiero decir el don de este sacramento que es la amistad fraternal que nos une a el Amigo Jesús, y que, por esta amistad con Jesús, nos hace ser el amigo de todos…

Recibir la amistad de Christophe, ¡qué gracia!... y ¡qué exigencia de Evangelio!... Porque la amistad, para Christophe, lo habéis comprendido, es la aventura del DON… Es la verdad de la amistad con Dios… Así me escribía:

"Soy amado... Esta certeza me obliga al Don... para que el mundo sepa que es amado por el Amor."

Es la verdad de la amistad fraternal… Así, hablando a Jesús de nuestra amistad, decía:

“Tú, nos quieres UNO en forma de Don”

Y en una introducción a un proyecto de edición de sus poemas donde nos dice el por qué de una publicación:

“Busco la tierra de amistad donde el Don sea multiplicado”

Así, el Misterio de la amistad es el Misterio del Don, y es vivir la misma vida de Dios que es Don:

“El único Amigo da su vida por amistad a todos…
Es un hecho histórico: Dios es Amistad”

Y añade:

"El ser amigos, hace morir"

...porque con él, se trata de...

"Amar hasta el final del fuego"

La hora de la muerte, la hora de la última ofrenda, está impresa en él desde su infancia, desde su deseo de dar su vida en lugar de la de su abuela que muere… hasta estas líneas de la última página de su Diario:

"Esta mañana, mi lectura parece señalarme mi lugar de vida: sepultado con Cristo en su muerte… De lo contrario, sin esta muerte a mí mismo, no hay amor verdadero",

pasando por esta oración hecha en Tamié:

"Para verte,   mi Amado,    me basta,    por favor,    con morir",

pasando por la Eucaristía diaria:

"Cada día    libremente    tu sangre    y morir     vivamente Tú",

… especialmente esta Eucaristía de una noche de Pascua en Tibhirine donde “recibe de Jesús, reposando en el hueco de su mano” en el momento de la comunión, “estas palabras de fuego”:

"He resucitado, puedo morir".

Esta ofrenda, la vive simplemente, pero intensamente, en la sencillez cotidiana… dando a cada instante de vida, y a cada palabra trazada, una dimensión de infinito:

“¿Qué hora es? Amado mío, en tus ojos leo la hora del Eterno Amor”

y como nunca la ha vivido lo suficiente,... deseando vivirla cada vez más plenamente:

"Hay que arriesgar todo en las bagatelas pequeñas de cada día",

"Me queda    de verdad    todo    de Ti     para vivir   aquí    hoy",

Lo que me falta: amar de amor… Amar como Tú

"No sé cómo hacerlo      Ven, tú

Y realiza   al fin     día a día     aquí     el don".

Por supuesto, esta ofrenda es, diría yo, la carne misma de su oración... Christophe es un amigo que nos enseña la amistad verdadera, y un amigo que a través de su amistad nos enseña a orar… Porque su amistad con Jesús, que nos transmite por su amistad, es evidentemente oración. Y como Jesús, con Jesús, su oración es, ante todo, una oración de un niño:

"Jesús nos enseña a murmurar  Abba...    Papá más grande...   de AMOR."

"Abba,    aquí estoy     pobre para la ofrenda.
pobre para la adoración
feliz de Ti"
"Servidor, Testigo, Amigo...  ya que sus palabras son ardientes.
Pero primero (o finalmente)    niño."

¿Y su salmo preferido?... Por supuesto, " mi alma está en mí como un niño en brazos de su madre…"

Pero, dice, en una expresión tan profunda y justa, que me gustaría trazar sobre la tierra de su tumba:

El niño es hermano para adorar”.

Así como Jesús, con Jesús, su oración es siempre también una oración de hermano, una oración de niño-hermano, una oración de un corazón universal:

Busco la tierra pacificada donde decir: Padre nuestro… sin olvidar a nadie”.

"Jesús nos da parte en este lugar del Hijo infinitamente Hermano:
tengo que rezar como amigo por los asesinos".

Finalmente su oración es también una oración de mártir… Oración litúrgica:

"Lo que hace que la liturgia cristiana,  es el Acontecimiento de la Pascua,...
sucedió en una cruz,... fue la sangre de un inocente...
me quedo en espera de la Adoración en espíritu y verdad".

Eucaristía:

"Es la mesa del secreto último,…  secreto de tu te amo para la multitud,…
este secreto esta llamando a mi cuerpo para tomarlo en ofrenda".

Oración silenciosa:

Mi cuerpo     en ti    se ofrece    en oración desnuda”.

Es oración     como sangre derramada    es para todos”.

Así su oración diaria ya es el don pleno de él mismo,… y el martirio será el cumplimiento, la acogida favorable por Dios, de esta oración de don para todos.

Finalmente, su oración, como toda su vida, es llevada de la mano con María…

Escribe - y creo que jamás se escribirá nada más fuerte, nada más bello sobre Ella -:

María
En pie acepta el Don:
abarcando a todos
trans-amada

¡Qué semejanza entre el hijo… y su Madre!

En la última página, del último día de su Diario, el 19 de marzo, dice a María:

Sí, continúo escogiéndote, con José, en la comunión de todos los santos”.

Es una integración prodigiosa con el principio de su vida monástica, ya que veinte años antes, día por día, en esta fiesta de san José, se consagraba a María… Y entonces nos había contado que al dejar Tibhirine para incorporarse al noviciado de Tamié, había dejado su bastón de marcha a los pies de la estatua de Notre Dame del Atlas para que María pudiera tomar en su mano este bastón, y que él pudiera dejarse guiar por ella... y ser "corregido amorosamente".

Y ahora cuando está llegando al final del camino... Todo está casi terminado... Todavía traza estas líneas, las últimas:

"María,... te recibo de las manos de Jesús,...  te llevo a mi casa...
Estoy cerca de ti: ofrecido...
Caminaré con un corazón perfecto"

Amigo Christophe, amigo ofrecido a Dios, amigo ofrecido a todos, me lo dijiste:

"Vengo para deslizarme en tu alegría secreta para hacer contigo silencio de amistad".

Así que, hoy, ven "haz silencio de amistad" con cada uno de nosotros

para enseñarnos a comprender,

para enseñarnos a escuchar contigo,

para enseñarnos a recibir contigo el “Te amo” del Eterno Amor:

como nos invitabas allí, en tu carta a tu familia para tu última Navidad:

"Discípulos de la estrella, cómplices del Niño, decid,…
 si podríamos VIVIR apasionadamente con Él,… si podríamos amar"

Hazme hasta el extremo servidor de tu “Te amo””.

y también para enseñarnos a decir al Amor Eterno, sencillamente como tú, este "Te amo"...

que era, y que permanece en lo sucesivo para siempre, la maravilla de tu canto interior:

"Vengo a decirte: gracias...   perdón...    te amo…"

Te amo… No, no me pides ninguna prueba. Infinitamente crees en eso

"Tu resurrección me invade y todo se eterniza en alegría…
En lo más profundo de mí, en verdad, eres Tú quien me encanta".

Frère Didier, en Tamié,  Mayo 2009, Décimo tercer aniversario