El Hermano Christian relee el oráculo del Emmanuel (Is 7,10-16) junto a José (Mt 1,18-24).
1 - El signo ya está allí… es el pasado el que hace señas.
[…] José ya está comprometido con María cuando Dios decide manifestar su alianza definitiva con la familia humana. El amor de José y María ya ha sido señalado como especial y acogido por Dios. José, no tengas miedo de llevar contigo a María, tu esposa… (Mt 1,20).
Lo que has comenzado, Dios por gracia te dará la fuerza para cumplirlo. Como a María, cuando el ángel la saludaba: El Señor está contigo. Él es todo contigo; se hace cuerpo contigo.
Corresponde a José poder decir a María: «El Señor está con nosotros».
Está con todos nosotros; nos hace un solo cuerpo con Él, unidos por amor conyugal.
Será una realidad para todo un pueblo: Dios es el esposo. […]
2 - Si el pasado hace señas, el futuro que parecía «cerrado» se revela abierto…
[…] Dios no ha terminado de hacer florecer nuestro futuro del lado de lo imprevisto, del lado de lo imposible. También hay una Alianza, con José, como con todo hombre. José el justo va a testimoniar que Dios está con los justos y esto hasta el punto de permanecer con ellos, hasta dejarse acoger bajo su techo. Él con nosotros y nosotros con Él. Y esto para siempre: Estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos (Mt 28,20), todo el tiempo del futuro.
3 - El futuro está abierto… ¡porque el hoy del Emmanuel no pasa!
[…] José quiere dejar que Dios esté con. Con María. También con él… ya sabe que Dios está con nosotros es tan verdad como que Dios está con Dios; y esto es aún más decisivo desde la Pascua, cuando Dios se reveló por nosotros. Ya no podrá estar en contra. Es la victoria del Emmanuel. Nos ha llevado a su casa, bajo su techo, con su Padre.
Si María es el Templo del Hijo a la sombra del Espíritu, José es el sacramento del Padre en un mismo Espíritu. Y el Paráclito permanece con nosotros, para que sepamos ver a Jesús nacer hoy en nosotros, en todo hombre. Porque Dios está con nosotros, y lo que es engendrado en nosotros viene del Espíritu… y si ya somos viejos, el signo que Dios nos da es este niño que quiere nacer de nuevo y entrar en la victoria del Emmanuel diciendo la palabra de la Alianza: Abba, Padre.
Hermano Christian, extractos de la homilía para el IV Domingo de Adviento,
21 de diciembre de 1980